Con sorpresa ha acogido el sector farmacéutico las declaraciones recogidas por El Correo Farmacéutico del presidente de la Comunidad de Cantabria Miguel Ángel Revilla sobre las farmacias y los pagos adeudados a las mismas por el servicio cántabro de salud.
Históricamente las farmacias han actuado de forma similar a la de un banco con la sanidad pública, adelantando la parte del medicamento que abona la Seguridad Social y cobrándolo con un retraso achacable a la burocracia y a la labor controladora de la Administración.
Pero no es de recibo sostener, y menos por un destacado político, que se deben retrasar aún más los pagos a las farmacias porque los farmacéuticos "tienen mucho dinero".
Quizás habría que recordarle al señor Revilla la cantidad de puestos de trabajo que sustentan las más de 250 farmacias de la región, y la precaria situación de muchas de ellas, hasta el punto de tener que estar estudiando el reducir servicios de atención al público, por la escasez de ventas de las farmacias de guardia y los altos costes que las guardias conllevan.
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