El Correo Farmacéutico, en su edición de esta semana, publica un interesante artículo sobre las "farmacias distribuidoras", de obligada lectura para el sector. Se trata de oficinas de farmacia que compran medicamentos a los laboratorios y los venden, no a personas que acuden a su farmacia a comprarlos, sino a empresas y sociedades que se dedican a la exportación de los mismos a países donde el medicamento tiene un valor muy superior.
En este punto, recordaremos lo que dice el artículo 6º de la Ley de atención y ordenación farmacéutica del Principado de Asturias, que en su apartado 2 prohibe la "venta a domicilio y cualquier tipo de venta indirecta al público de medicamentos".
La sanción en el Principado por esta práctica es grave, y se sitúa entre los 30.001 hasta los 90.000 euros.
Recordemos, asímismo, que los medicamentos en España tienen trazabilidad desde hace más de un lustro, es decir, que de un medicamento se puede saber por un sencillo procedimiento en qué laboratorio o empresa fue adquirido. Por tanto, la persecución de las redes de exportación de medicamentos no es una labor demasiado compleja para la Administración.
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